lunes, 8 de octubre de 2012

Avezado de tu risita


Tu gesto. El gesto que haces con tu pequeña boca, el movimiento de tus labios al gesticular la sonrisa definitiva, todo ocurre en cámara lenta, y tiene que ser así, porque no hay mejor espectáculo para mi que verte sonreír.

He soltado mi vaso de la impresión, alguien me paso la voz que merodeabas por los alrededores de ese bar de mala muerte, preguntando por mi. Por supuesto, yo moría de la vergüenza tener que levantarme y poder estar pulcro ante una figura como tú.

Entonces es cuando entre la muchedumbre que salía del establecimiento -sin ningún control de su cuerpo y sus sentidos - entre el tumulto de pordioseros, infortunados,desgraciados y desamparados. La magnificencia de tu cuerpo y el primor de tu alma, hacía brotar los rayos de luz que me separaba de la sociedad y este cuchitril de lugar.

¡Bendito el dios que creen muchos! -y el que yo no creo - he bebido mi último vaso antes de partir contigo, antes de volver contigo a la humanidad, he desenterrado mis sentimientos junto con mi orgullo que viene como paquete especial para intentar volver a subsistir en la ciudad.

En fin, vuelvo a la metrópoli con tu sonrisa acompañando mis nuevas alegrías y dejamos atrás lo peor de nosotros, lo que nos hizo ser débiles.

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